El fundamento de un panel frigorífico radica en la obtención de una unidad de montaje con gran capacidad de aislamiento térmico, que sea mecánicamente robusta, y dimensionalmente muy estable en el tiempo.
El núcleo del panel está formado por espuma rígida de poliuretano inyectado, el mejor aislante térmico conocido, mientras que las caras exteriores son de acero conformado que proporciona al conjunto una extraordinaria resistencia mecánica.
La adherencia entre ambos elementos confieren al panel una mayor cualidad frente a la flexión y el pandeo, potenciada por el nervado del acero. Pero además como la industria alimentaria demanda, el panel frigorífico debe ser un material estanco frente al vapor de agua, y resistente a determinados ambientes agresivos, como la salinidad y la presencia de diversos ácidos añadidos a la humedad.
El acero proporciona una barrera de vapor continua del material en ambas caras, los tratamientos de galvanizado recibidos evitan la oxidación del material y la correcta elección de los acabados de cobertura protegen frente a la humedad y los ácidos.
Mediante el ensamblaje de estos paneles puede obtenerse cualquier configuración de una industria agroalimentaria.